El cuerpo astral y la liberación de esquemas emocionales limitantes.

El cuerpo astral posee un aura que brilla en forma de óvalo y que se extiende varios metros alrededor de nuestro cuerpo físico. Su aura irradia cualquier cambio en nuestro ánimo, de manera que por lo general está en transformación. Sentimientos de amor y alegría proyectan una luz clara y luminosa, mientras que los sentimientos negativos pueden generar la aparición de nubes oscuras a nuestro alrededor. El aura emocional, con nuestras emociones pasajeras y marcas emocionales reprimidas o que hemos ido acumulando y transformando en sistemas de creencias, constituye la energía con la que nos comunicamos con el entorno, que se proyecta desde los chakras y, en menor medida, desde los poros.


Dicho cuerpo energético guarda nuestros asuntos emocionales, que si no son resueltos, serán transmitidos a nuestra siguiente vida. No solo esto: de manera significativa, la determinarán. El cuerpo astral continúa existiendo en conjunto con el cuerpo mental y el espiritual, por lo que tendremos que lidiar con patrones emocionales negativos (sentimientos de soledad, rechazo, falta de autoconfianza, miedos, envidias, rencores) hasta que estos sean superados. Este campo de energía es muy poderoso porque determina muchas veces la forma como vemos el mundo y nuestra experiencia vital, al estar tan relacionado con las cuestiones del ego y por tanto a nuestra relación en el mundo, la relación con nosotros mismos y con nuestros patrones mentales.


Este mensaje inconsciente que enviamos al mundo atrae energías similares. Por esto se afirma que las limitaciones vienen desde dentro. Nuestro entorno y experiencia es un reflejo de nuestra mente y emociones (pensamientos, afirmaciones, creencias, sentimientos y patrones emocionales), que están ligados. Mientras no se rompa el ciclo entre el mensaje que transmitimos y la respuesta exterior, que confirma y refuerza los patrones emocionales y creencias subsecuentes, nuestra visión del mundo, además de nuestra propia vida, va a obedecer a unas emociones inconscientes y que controlan nuestra vida.


Paradójicamente, pensamos que somos víctimas de unas circunstancias y no nos empoderamos con la capacidad de transformar nuestra vida, cambiando nosotros mismos. Esta es nuestra tendencia más común: nuestra mente ha sido programada desde que somos muy niños con un sistema de creencias y unos conceptos determinados, que vienen de nuestra formación cultural, nuestra experiencia familiar y en gran medida en nuestras primeras experiencias. Las emociones sin resolver escapan a la mente y luchan por mantenerse vivas y por afianzarse en cada oportunidad.


Debido a que se ha vuelto la única forma posible de pensamiento para nosotros, la consideramos una verdad. Y como encima encontramos respuestas energéticas que las alimentan, y que hace que nos encontremos repetidamente en la misma situación, creemos que nosotros o el mundo es esto o aquello. Una transformación de la mente comienza por una sanación de nuestras heridas emocionales y una reprogramación de nuestros patrones mentales.


Cómo sanar bloqueos que nos condicionan

La mayoría de bloqueos emocionales se encuentran a la altura del tercer chakra, la rueda energética del plexo solar, pues es allí donde procesamos las emociones nuevas. Sin embargo, para adquirir conciencia de nuestros esquemas de pensamiento, emociones o creencias, y para discernir si nos acercan a nuestro ser infinito y a la fe (a los que se asocian sentimientos expansivos de amor, confianza, gratitud, compasión, disfrute), debemos sintonizarnos con el sexto chakra.

El desarrollo de una visión universal nos da la facultad de ir más allá de nuestros asuntos personales y de ver con lucidez y objetividad nuestros estados interiores. Comenzamos a identificar y a observar sin juzgar ni involucrarnos en nuestros procesos psicológico- emocionales. Estaremos mas cerca de las funciones intuitivas de la mente, liberadas del ego, y el cuerpo astral comienza a vibrar en su frecuencia más alta posible, en conjunto con el cuerpo espiritual, limpiando la memoria emocional negativa que nos permite sanar de manera definitiva.


El cuerpo astral

Este campo de nuestro sistema energético registra los rasgos de nuestro carácter, nuestros sentimientos y emociones. Es el medio que nos da sensibilidad y nos permite experimentar placer y dolor. Determina nuestra visión del mundo y nuestra experiencia vital más que cualquier otro, aunque puede haber argumentos que indican que el cuerpo mental es tanto o más determinante. En todo caso, están interrelacionados y es desde estos dos cuerpos, el mental y el astral, desde donde más podemos ejercer influencia sobre nuestras vidas a través de la conciencia.


El cuerpo astral refleja los patrones emocionales que tenemos sin resolver y que se traducen en comportamientos, actitudes, formas de pensar, patrones mentales que hemos ido creando por condicionamientos o impresiones y que nos hacen vivir anclados en los asuntos del ego y no permiten el conocimiento intuitivo. Todo lo anterior construye, en últimas nuestro mundo, la salud física y el bienestar en los diferentes aspectos de nuestra vida. El cuerpo astral es donde registramos las tendencias emocionales que van marcando nuestro carácter, las que nos dan valor, confianza, amor y expansión, como las negativas: miedos, sentimientos de rechazo, culpa, rabia.


Las emociones son una fuerza magnética

Sus dimensiones son similares al cuerpo físico. Tiene un aura de unos tonos relativamente permanentes, que revelan las tendencias de nuestro carácter, pero refleja a cada instante lo que estamos sintiendo. De esta manera, los sentimientos positivos se proyectan en un aura de colores claros y luminosos, mientras que los pensamientos negativos se traducen en colores oscuros. De esta forma, todo el abanico de sentimientos que puede llegar a sentir un ser humano, amor, alegría, dicha, gozo, placer, rabia, duda, celos, codicia, temor, odio, dolor, es la información que continuamente estamos transmitiendo.


Esta proyección hacia el mundo exterior es tan poderosa que determina, según la medicina energética, las experiencias, situaciones, personajes y sucesos que se nos presentan. El aura de nuestro cuerpo astral, que tiene el carácter que le hemos impreso por cuenta de las heridas emocionales o de un sistema emocional sano, y que se comunica permanentemente con el mundo exterior tiene la asombrosa facultad de, además de filtrar nuestra visión, tambien de atraer y, podría decirse, hacer que sucedan cosas en el mundo material.


A medida que desarrollamos nuestra conciencia y tenemos mayor conocimiento de nuestro mundo interior, y a medida que mantenemos la atención en nuestras emociones sin permitir que éstas nos controlen, el cuerpo astral evoluciona también. Va pasando de ser una sustancia opaca, sin forma y sin movimiento armonioso, a un elemento energético luminoso, cuya forma se ajusta perfectamente al cuerpo físico.


El cuerpo astral es más sutil que el anterior, el cuerpo vital y es en mayor medida un vehículo del espíritu. Trabaja de manera conjunta con el siguiente, el cuerpo mental (o intelectual), en la unidad llamada shukshma sharina o mayonama kosha por lo cual algunas veces se considera que los dos conforman el cuerpo astral, siendo el emocional un aspecto de un cuerpo más que un cuerpo en sí, pero tiene propiedades unas propiedades particulares que hemos explicado anteriormente y nos hemos adherido a la interpretación que los diferencia. Los dos, el cuerpo emocional y el cuerpo mental son unos cuerpos sutiles que continúan existiendo luego de la muerte física hasta disolverse luego de muchas vidas, cuando el espíritu encuentra nuevamente la unidad con la existencia.


El yoga trabaja cada uno de nuestros cuerpos energéticos. Para shukshma sharina, la unidad entre el cuerpo astral y el mental (algunas veces llamada indiferenciadamente cuerpo astral), la disciplina enfatiza la importancia del pranayama (ejercicios de control y expansión de la respiración). Tambien equilibran y purifican estos cuerpos sutiles los pasos relacionados con la meditación pero que en el yoga constituyen unas prácticas en sí mismas, como lo planteó Patanjali en los ocho pasos del yoga: el recogimiento de los sentidos y la concentración. La definición de yoga para los Yoga Sutras, no lo olvidemos, es la cesación de las fluctuaciones de la mente. De esta forma limpiamos nuestros pensamientos y emociones para sanar nuestra vida desde dentro.



El sistema energético
Cuerpos sutiles, prana, nadis y chakras


Nuestro sistema energético es tan asombroso como complejo. Si bien la medicina actual se limita a estudiar nuestro cuerpo físico, el único perceptible a los sentidos y aprehensible por nuestra mente racional, y a explicar las enfermedades principalmente por factores genéticos y gérmenes ambientales, y nuestras experiencias como algo que se nos sale de las manos, la medicina tradicional india establece todo un sistema metafísico que nos muestra una perspectiva muy diferente.


El cuerpo físico es todo lo que vemos pero las personas con la percepción más desarrollada puede ver también que somos conformados por un sistema de energía compuesto por canales de energía, cuerpos sutiles y centros energéticos. Por ser eminentemente energía, más que materia, estamos en constante intercambio con el entorno y con el universo.
Los cuerpos energéticos, los nadis o canales de energía y las ruedas energéticas vinculan a nuestro ser físico nuestro ser psicológico, emocional, mental y espiritual. Es aquí donde se explica nuestro carácter holístico sobre el que se basan antiguas tradiciones como el yoga. El ser es energía y cada uno de nuestros cuerpos es una manifestación de una vibración diferente de esa energía cuya vibración es más sutil y universal según nuestro nivel de conciencia.


Prana, nadis y chakras

Para comprender cómo funciona nuestro sistema energético, es fundamental mencionar el prana, o energía vital. Todo está permeado por prana y es la energía que nos da la vida, así como el nivel de vitalidad. El prana tiene diferentes vibraciones, por lo que a medida que aumenta nuestro nivel de conciencia, el prana se hace más elevado. Este concepto tiene un equivalente en la tradición china y japonesa con el chi o ki. El prana lo obtenemos de diversas fuentes, como el sol, el aire y la comida, y elevamos su circulación en nuestro ser a través de limpiezas. El yoga limpia nuestros canales energéticos, aumenta el prana y sus vibraciones.


El prana circula a través nuestro cuerpo y nuestros cuerpos sutiles por medio de unos canales llamados nadis, también conocidos como meridianos, que permean todo nuestro ser y nos pemiten estar en intercambio de energía entre nuestros diferentes manifestaciones (mentales, emocionales, físicas), además de estar íntimamente interconectados con los demás seres, ambientes, y la existencia como totalidad. Los chakras son receptores de esta energía cósmica, encargados de regularla según su frecuencia en nuestro ser físico y metafísico para su funcionamiento idóneo y desarrollo.


Los tres nadis principales son Ida, Pingala y Sushumna, pero algunos textos antiguos hablan de 72.000 nadis y otros han llegado a mencionar 350.000. Esto nos da una idea de la complejidad de este sistema y de su poder activo. Los nadis mantienen el flujo de energía vital en cada uno de nuestros elementos, físicos y sutiles, según su frecuencia, y también los conectan entre sí.


Los cuatro cuerpos sutiles

El cuerpo etéreo tiene la vibración más baja y es el único de los cuerpos sutiles que muere poco después de que expira el cuerpo físico. Capta energía del ambiente a través del plexo solar y de la tierra a través de nuestro primer chakra y nos envuelve en una capa que nos protege de las enfermedades. Por pensamiento negativo y hábitos destructivos con el cuerpo muchas veces se debilita y nos volvemos más susceptibles a enfermarnos y a recibir agresiones energéticas del ambiente.


El cuerpo astral alberga nuestros sentimientos y emociones, y está en transformación permanente según nuestros cambiantes estados de ánimo, emitiendo y atrayendo determinadas situaciones y energías, generando una relación muy cercana entre éstos y nuestra salud física.


El cuerpo mental se encarga de nuestras facultades mentales, y cuando no está limpio de las influencias del cuerpo astral funciona de una forma condicionada por los patrones emocionales y a la vez toda una forma de ser y actuar, que no permiten su real desarrollo intuitivo y la conexión con la sabiduría universal que viene a nosotros a través del cuerpo causal.


Este, por último, es también llamado nuestro cuerpo espiritual y es imperecedero. Los otros cuerpos, excepto el etéreo y por supuesto el cuerpo físico (aunque influyan y ejerzan influencia en todo nuestra anatomía material y espiritual) nos acompañan en nuestras vidas posteriores pero a medida que evolucionamos nos convertimos en conciencia pura. Esta manifestación energética nos lleva a la integración, al amor, a resolver nuestros problemas emocionales que condicionan nuestra mente, a la sabiduría y a la dicha.


El cuerpo etéreo

Es el primero de nuestros cuerpos sutiles, que tiene la vibración más baja y que parece ser la réplica de nuestro cuerpo físico en una materia menos densa. El cuerpo etéreo, también llamado cuerpo vital o pranayama kosha expresa nuestro principio vital y se compone de partículas etéreas. Es similar al cuerpo físico en tamaño y dimensiones, por lo cual se le considera una suerte de gemelo metafísico de nuestro cuerpo material y está estrechamente ligado a las funciones, salud y vitalidad de éste. De alguna manera, nuestro cuerpo etéreo nos da vida y mantiene nuestras necesidades y procesos físicos. También es a través de este vehículo que se traducen materialmente las energías del universo y de nuestro sistema energético.


El cuerpo etéreo es el responsable de dar energía creativa, sensaciones corporales y energía vital a nuestro cuerpo físico. Algunas de las sensaciones que genera en nuestro ser son el frío o calor, el hambre, la sed o el sueño, además de captar, regular, transformar y distribuir la energía del exterior. Toma la energía del sol a través del plexo solar y de la tierra a través de nuestro primer chakra, (o nuestro chakra de raíz, como también se le conoce) y a través de los chakras, encargados de regular las diferentes pulsiones en nuestro ser, y de los nadis, por donde fluye la energía vital que todo lo pervade, nutre nuestro cuerpo y mantiene la vitalidad en nuestras células.


El aura de nuestro cuerpo etéreo representa el sobrante de esta energía vital, que el cuerpo descarta a través de los poros. Lo que sucede luego es muy interesante: la energía que sale de un cuerpo que tiene su nivel adecuado de energía vital (relacionado además con una mente sana, por supuesto), genera una película protectora que impide la entrada de vibraciones negativas y de gérmenes o enfermedades. Este es un argumento más que apunta a que las enfermedades son generadas por factores que no siempre son exteriores y más posiblemente psicológicos o emocionales.


El aura de la salud

Esta película (también conocida como el “aura de la salud”) se debilita por hábitos nocivos como una alimentación inadecuada, falta de ejercicio físico, por el uso recurrente de sustancias tóxicas, pero más notablemente por comportamientos, hábitos mentales o patrones emocionales negativos. Nuestro cuerpo se vuelve entonces más susceptible a las vibraciones negativas, además de encontrarse más expuesto a los gérmenes que algunas veces generan enfermedades. El debilitamiento del aura protectora también significar una pérdida de energía a través de las fisuras de esta película energética.


El cuerpo etéreo funciona como un puente esencial entre nuestro cuerpo físico y la manifestación inmaterial de nuestro ser. Transmite las percepciones captadas por los sentidos y nuestros procesos físicos a los cuerpos astral y mental, es decir los dos subsiguientes, además de transportar información generada en estos dos cuerpos (de carácter emocional o mental) a nuestro ser físico. La enfermedad se refleja primero en el cuerpo vital antes de que sea manifiesta materialmente.


Esta conexión estrecha entre nuestras emociones y nuestros pensamientos, y nuestro bienestar físico da cuenta de la naturaleza holística de nuestro ser. Esta es una de las razones por las cuales las tradiciones medicinales como el yoga hace tanto énfasis en el poder de la mente y en la importancia de un pensamiento positivo para nuestro equilibrio emocional, paz interior, salud y para la expansión de nuestro espíritu.


El yoga es una ciencia que tiene diferentes técnicas y prácticas que se recomiendan como complementarias puesto que trabajan cada uno de nuestros cuerpos directamente y todos de forma indirecta. El cuerpo físico y su ser vital (cuerpo etéreo) se trabajan en el yoga desde la práctica de asanas (posturas), desintoxicación y limpieza externa e interna, además de bandhas y mudras (que estimulan la energía kundalini).


A deferencia de los otros tres cuerpos sutiles, que continúan existiendo y se reunifican cuando nuestro ser espiritual vuelve a vivir en otros cuerpos, el cuerpo etéreo existe de manera interdependiente del físico y desaparece luego de algunos días de la muerte del cuerpo material. Este cuerpo ha generado muchas especulaciones y supersticiones por ser una réplica metafísica del cuerpo metarial, pero su explicación está en que es un elemento del sistema energético, que alberga nuestra energía vital y la fuerza que mantiene nuestra salud.


0 Responses


EL METODO SILVA DE CONTROL MENTAL


Visualizar: El metodo silva para aprovechar la capacidad de la mente