¿Cómo aprovechar el poder de los prejuicios?

Las personas que tienen una idea nueva durante mucho tiempo son consideradas lunáticas, hasta que la cosa se realiza.
Mark Twain

A menudo nos hacemos la pregunta de si por medio de nuestro campo de resonancia podemos también influir en los demás de forma consciente. ¿Es posible a través del poder de la mente hacer que otros modifiquen su conducta?

Hace poco se presentó en una cadena de televisión una interesantísima investigación: ¿En qué medida los prejuicios pueden influir sobre los resultados futuros?

En dicha investigación se intentó descubrir de qué manera el hecho de que una mujer fuera rubia influía en los resultados del test. ¿Obtendrían éstas peores resultados que las mujeres con otro color de pelo? O ¿acaso confirmarían el prejuicio de que las rubias son ingenuas o incluso tontas? O ¿podría ser obtuvieran incluso mejor resultado que las otras? (antes de seguir leyendo, intenta contestar a la pregunta).

El resultado de la investigación es en todo caso tan desconcertante como iluminador: si se deja que las personas hagan un test, sin influir de ninguna manera en ellas por adelantado, éstas salen bien paradas como todas las demás. Pero si en este test se introduce, justo al principio, una pregunta tendenciosa, como por ejemplo: "¿Eres rubia o castaña?" y dejas que marquen con una cruz la respuesta, entonces se abrirá la puerta al recuerdo de todos los prejuicios que hasta ahora se han mantenido, y que determinan efectivamente la conducta actual.

En esta caso, las rubias que al principio fueron confrontadas con los prejuicios sobre rubias salieron, efectivamente, peor paradas que las de pelo castaño u oscuro, pero también que las rubias que realizaron el test sin esa "condición" inicial.

Todavía más grave fue la influencia que ejercieron los prejuicios en un test que se llevó a cabo en EE.UU.: antes del inicio del test, algunos ciudadanos negros debían responder a la pregunta de si eran blancos o negros. Efectivamente, estas personas salieron peor paradas que las demás de piel oscura, a las que no se les había planteado la pregunta en el test.

Sólo la evocación de los prejuicios deja a la persona inmediatamente en la situación, aun cuando ese prejuicio no llegue a manifestarse, de desmentir o de luchar en su contra. Todo lo que se ha estado oyendo a lo largo de decenios se desencadena inmediatamente en ese momento. Esto significa que resonamos con ese prejuicio y nos subordinamos a él.

De manera consciente o inconsciente siempre nos acercamos a aquello que se dice de nosotros.

La misma investigación dio este otro resultado: si se quiere apoyar a las mujeres rubias, en el sentido de que pueden hacerlo todo bien, se verían obligadas a realizar estas acciones de manera esencialmente más intensa y mejor, de como posiblemente se hayan realizado con anterioridad.

-Si queremos afrontar bien los exámenes, o realizar test con éxito, es muy esencial no sólo decirnos a nosotros mismos lo buenos que somos y que podemos hacerlo todo bien, sino también buscar un entorno que nos refuerce en ello.

- Déjate ayudar mentalmente por tus amigos o por tu familia.

También se ha descibierto que los prejuicios no siempre se han de articular o mostrar de manera ostensible. Es suficiente que los pensemos con relación a alguien para que se manifieste su efecto.

Hace poco leí un artículo sobre un test qye se había llevado a cabo en un instituto de investigación de la conducta. En él se presentaron unos ejercicios matemáticos a un joven. Antes del primer test se comunicó al profesor de matemáticas que llevaba el control que el joven que se examinaba era un genio de las matemáticas. El profesor durante todo el test se mantuvo muy dispuesto hacia el joven. El estudiante obtuvo unos resultados muy buenos,, y su cerebro, que estaba conectado a unos electrodos, trabajó francamente bien.

En el segundo test, el profesor de matemáticas fue sustituido, mientras que el joven seguía siendo el mismo. Esta vez se le dijo al profesor de matemáticas que el muchacho tenía disminuida su capacidad de aprendizaje. En cuanto el joven entró por la puerta para hacer el test, los electrodos registraron un bloqueo en su cerebro. Sólo por este prejuicio, que el profesor de matemáticas sentía contra el joven, se produj en su cerebro un bloqueo. Los electrodos mostraron claramente que el cerebro sólo trabajaba de manera reducida. Y desde luego, en este test de matemáticas el joven no consiguió tan buenos resultados como en el anterior.

Los prejuicios no son más que fuertes convicciones guiadas por un objetivo, que tienen el poder de ejercer influencia sobre otras personas -sólo por la emisión de energía.

A través de nuestras intenciones podemos reprimir o favorecer a otras personas.

Cuán fuerte pueda ejercerse esa intención sobre los demás lo demuestra también un test, que yo realizo a menudo en mis seminarios. Este nace de la kinesiología y es utilizando con frecuencia por el entrenador mental de un equipo de fútbol de primera división, para mostrar a los jugadores cuánto puede influir su opinión sobre los demás jugadores.

Para este test le pido a una persona que se adelante y que mantenga el brazo en horizontal. Primero pruebo la fuerza básica. Para ello la persona ha de mantener el brazo levantado con fuerza, mientras yo al mismo tiempo intento empujar el brazo hacia abajo. Según lo "fuerze" que esté esa persona ese día, resulta bien o no tan bien.

Finalmente, me sitúo detrás de la persona de manera que no pueda verme, y les muestro a los participantes qué es lo que han de pensar sobre la persona: con mi pulgar hacia arriba, los participantes que se hallan en la sala han de pensar sólo lo mejor y más maravilloso sobre ella. Si mi pulgar va hacia abajo, han de pensar lo peor de ella.

Lo que sucede a continuación desconcierta a todos los participantes en cada ocasión: con el pulgar hacia arriba -bien indicado por detrás de la persona testada- mientras todos piensan sobre ella cosas maravillosas, el brazo se mantiene elevado con fuerza, y ni siquiera con mi mejor voluntad consigo empujar el brazo hacia abajo. Cuando el pulgar gira hacia abajo, son suficientes dos dedos para empujar el brazo hacia abajo. Toda la fuerza ha desaparecido.

Si pensamos positivamente sobre una persona, la fortalezemos. Si pensamos negativamente la debilitamos.

Este conocimiento es utilizado también en el deporte de máximo rendimiento.

El entrenador mental de un equipo de fútbol de primera división mostró en un reportaje de televisión lo decisiva que era la opinión que los jugadores tenían entre ellos sobre su rendimiento. Si en jugador piensa de otro jugador que conseguirá recibir el pase, o si está convencido que tiene que hacer un regateo, o que está en condiciones de chutar a una portería, entonces su rendimiento mejora. El jugador sólo a través de la opinión del otro consigue confianza, fuerza y finalmente también poder.

Los prejuicios "positivos" asimismo pueden funcionar de manera completamente provechosa, por ejemplo cuando confiamos en nuestra pareja o le damos a nuestro hijo toda nuestra confianza. Pero también aquí es válido el principio: fingir no sirve. Al campo de resonancia no se le puede engañar. Sólo si nosotros creemos verdaderamente en ello y estamos convencidos de las cualidades del otro, le llegará la fuerza emitida.

-Démosle a nuestro hijo nuestra confianza en su propia fuerza, y creerá en sus propias aptitudes.

-Si estamos llenos de confianza en la capacidad de nuestra pareja, su propia confianza en su potencial aumentará.

-Si fingimos, con seguridad nos sucederá lo contrario.

Está en nuestras manos modificar nuestro entorno, en el que ya influimos con nuestra opinión.

-Considera a quién le das tu confianza.
-¿A quién favoreces con tus pensamientos?
-¿A quién perjudicas con tu falta de atención o tu desconfianza?
-¿Observa tu entorno. ¿Cómo podrías intervenir en el desarrollo que ha empezado? ¿Se corresponde acaso con tus expectativas inconscientes?

Con nuestras convicciones influimos en nuestro entorno mucho más de lo que pensamos.

Si quieres cambiar a tu amada, cambia tu opinión sobre ella. Si quieres armonía en tu familia, entonces has de creer que esa armonía es posible. Irradia esa energía amorosa y comprobarás que tus congéneres tienen la elección de reaccionar de manera distinta de los patrones consagrados. Cuando modificas tu opinión sobre otras personas, éstas tienen la posibilidad de mostrar otros aspectos de sí mismos.

Pero sobre todo, modifica también tu opinión sobre ti mismo, porque características humanas similares se atraen. Los campos de resnancia que vibran igual se complementan. Y, de repente, recibes también fuerza y confianza enviada por otros.

Cuanto más damos, más recibimos.

Entonces ¿por qué por una vez no aprovechamos de manera positiva el poder de los prejuicios?
1 Response
  1. marta Says:

    Los lunáticos son mis personas favoritas. Al fin y al cabo, ellos mueven el mundo



EL METODO SILVA DE CONTROL MENTAL


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