¡Haz realidad tus sueños!


El triunfo es para cada uno de nosotros algo diferente, sin embargo, muy pocas veces consideramos que es algo que está a nuestro alcance. Alcanzar el triunfo sin duda requiere esfuerzo, no obstante, no tiene porqué ser tan difícil e inalcanzable, de hecho la parte más importante es focalizarte en lo que quieres y hacer un plan para conseguirlo.

Si bien, para conseguir el éxito debes hacer algunos sacrificios, no es necesario tanto estrés, ni angustia, ni trabajar más de lo que deseamos. Los jóvenes que comienzan sus estudios están a tiempo de corregir esta creencia que ha definido la vida de varias generaciones.

Es posible alcanzar tus metas, de forma más relajada y positiva. Todos somos capaces de crear la vida que merecemos, especialmente los jóvenes que dan su primer paso laboral.

Encuentra tu vocación.
No elijas un trabajo solamente por el salario o la posición que te ofrecen, porque finalmente te resultará una carga de la que sólo querrás huir. Pregúntate ¿Qué me gustaría estar haciendo dentro de 5 años? Visualízate en ello, y tendrás una idea más clara delo que has venido a aportar al mundo.

Atrévete a soñar.
Aunque muchas veces subestimamos a los soñadores, ellos aportan grandes ideas. Imagínate el mejor escenario para tu vida detalladamente.

Plantéate objetivos.
Transforma tu sueño en metas reales. Convierte cada detalle en un objetivo que quieras. Haz una lista de no más de diez objetivos y establece tus prioridades.

Planifica.
Fórmula un plan corto para cada uno de tus objetivos. Siguiendo tu sentido común, escribe los pasos lógicos que tendrás que dar para cumplirlos. No se necesitan grandes estrategias para alcanzar las metas, sino seguir con nuestra intuición de la manera más práctica posible. Debes preguntarte que es lo que debes hacer para conseguir tus objetivos y la respuesta más simple será tu plan de acción.

Acepta las dudas y los temores.
La realidad indica que solamente puede ocurrir un 10 por ciento de lo que nos dice la voz interna del temor. Identifica lo que temes, ser señalado, ser maltratado, o al fracaso, pueden ser los temores más comunes. Siempre pregúntate a ti mismo ¿Qué es lo peor que me puede pasar? Una vez que resuelvas esa pregunta, trata de buscarle una solución, y enfrenta tus miedos. Al dejar de sentirte presa del miedo, liberarás la emoción y éste perderá fuerza.

Escribe afirmaciones.
Pon la mente a tu servicio. Ya identificando el miedo, construye una oración de lo opuesto. Por ejemplo, si temes al rechazo, escribe: “Me aceptarán fácilmente”. Cada vez que sientas temor, respira profundo y repite en tu mente ésta afirmación. Siempre hay oportunidades, pero sólo comenzamos a verlas cuando nos sobreponemos a nuestras dudas y temores.

Relaciónate.
Todos salimos ganando cuando compartimos lo que sabemos. Relaciónate con las personas que están en la situación, así como los que van algunos pasos adelante y los que vienen detrás. Compartir, ser solidarios, y saber interactuar es clave para acortar tu camino.

No le temas al fracaso.
Hazte a la idea de que el fracaso es un ingrediente necesario, del camino al éxito, no su final. Las caídas son ocasiones para aprender una lección que necesitaremos más adelante. Y mientras antes sucedan, mejor. El único verdadero fracaso, es abandonar tu sueño.

Relájate.
Varias veces al día, date cinco minutos de descanso para descargar la energía negativa. Respira, sal a caminar, escucha música suave, o simplemente permanece en silencio. No trates de tenerlo todo bajo control. El sueño va cobrando realidad en su debido momento. Haz lo que tengas que hacer y espera con confianza.

Nunca pierdas de vista tu sueño, si es algo que anhelas, ten una actitud positiva siempre, a veces podemos desviarnos y enfocarnos en otras situaciones, perdiendo de vista nuestro sueño. Cuando se hace lo que se desea, se hace con gusto y a pesar de los obstáculos siempre habrá satisfacción al superarlos, abraza tu sueño, sólo tú eres capaz de hacerlo realidad.


Desarma a tu enemigo: 5 pasos para transformar a personas conflictivas

¿Te gustaría ver como de pronto cambia esa persona que te hace la vida imposible? Si ya no aguantas a tu vecino, compañero de trabajo, familiar, tu pareja, tu hijo  o a quien sea, es que quizá necesitas empezar a emplear una estrategia diferente en tus relaciones. A decir verdad, y siendo honestos, si definimos la palabra enemigo diríamos que es alguien que no es tu amigo o tu compañero, es decir, alguien en quien no puedes confiar, compartir lo que te gusta y que te puede hacer la vida no grata, difícil y hasta conflictiva, así que cualquier persona a nuestro alrededor podría ser nuestro enemigo, lo cual no suena tan lindo, sobre todo cuando se trata de personas con las que convivimos diariamente o resultan ser parte de nuestra familia.

Transformando a tu enemigo

Si en verdad estás dispuesto a transformar a tu enemigo, el primer paso sería empezar a ver que realmente, cuando hay guerra, es que hay dos que participan. No puede haber una guerra sin oponente, así que si tienes enemigos es que de alguna forma tu también has aceptado y admitido jugar este juego. Muchas veces pensamos que el otro es el “malo”, el incomprensible, el grosero, etc. Pero cada vez que admitimos que el otro es el que “nos hace”, por otro lado estamos admitiendo que …¡somos víctimas del otro! Y entre más juguemos el papel de víctima, mas alimentamos a nuestros enemigos. Así que tendríamos que empezar a observar cuanto poder le hemos dado a nuestro enemigo admitiendo que el tiene el poder sobre nosotros.

Tu tienes el poder de tu realidad

Nosotros somos responsables de nuestras alegrías, tristezas, enojos, miedos, etc. En realidad, las otras personas no pueden hacernos sentir ni mal ni bien: uno ya se siente mal, inseguro, intolerante, etc., y entonces lo único que puede hacer el otro es movernos nuestras inseguridades o nuestra falta de amor o aprecio por lo que somos.

El poder de tu enemigo

Un enemigo tiene poder en nosotros sólo cuando lo consideramos responsable de nuestra alegría o de nuestra paz. Si tú admites que el otro es responsable de tu alergia y tu paz, y que puede quitarte esto con una mirada, una palabra o una acción, entonces tu mismo le das fuerza.  Así que lo primero que debes entender es que tu felicidad y paz dependen de ti, de cuanto te conozcas y hayas aprendido a quererte, respetarte, amarte, etc.

5 pasos para desarmar poco a poco a tu enemigo

No contestes la agresión: si cada vez que alguien te hace un agravio, te ve o te contesta “mal”, etc., tu contestas, entonces lo único que provocas es alimentar el juego. Si en un juego de futbol tu no respondes la “pelota”, el juego no tiene sentido y el otro tendrá que dejar de jugar.  Así pues, no respondas. No creas que por esto el otro pensara que eres débil o que “te dejas”. A decir verdad, nos tiene que dejar de importar lo que el otro piense, lo que importa es lo que tu deseas lograr en tu vida, y si quieres una vida más en paz y grandiosa, tendrás que dejar de jugar juegos pobres que no tienen sentido y no te llevan a ninguna parte.

Si te sientes muy enfadado por lo que alguien te hace, dice o piensa de ti, se vale enojarte. Es importante que no evadas lo que sientes y que reconozcas tus emociones mas sinceras. Así que, aunque no le contestes, permítete sentir ira o furia, si guardas estos sentimientos o los niegas o controlas o finges que “no te importa” o “No vale la pena”, no estarás retroalimentándote y llegara un momento en que se llene el vaso de tu paciencia y te desesperes o saques de quicio con alguna leve provocación. Desahoga estos sentimientos en tu cuarto o en algún lado donde puedas expresarte a solas.

Aprende a dirigir tu atención a las cosas que si quieres, recordando que nadie realmente puede hacerte feliz sino tu mismo, y que si no te empeñas en poner atención a lo que te hace feliz y a tener fuerte voluntad por manifestar tus sueños, entonces siempre habrá quien te mueva el tapete con juegos pobres y tengas que invertir tu energía en crear problemas sin sentido.

Una de las formas más eficaces para romper el juego del “enemigo” es que lo veas como alguien que te quiere enseñar algo de ti en lugar de verlo como alguien que te trata mal. Si cuando te hace o dice algo, tu te observas a ti mismo, entonces podrás reconocer si lo que dice es cierto o no, y a partir de ahí aprender a observarte. Por ejemplo, si te dice tu oponente que eres un “imbécil”, entonces obsérvate y ve si en verdad eres lo que se te dice. Si sientes que has cometido un error o que actuaste de forma impulsiva o agresiva, entonces quizá puedas poco a poco ir teniendo la humildad de reconocer tu actitud y de cambiarla. Y quizá entonces puedas decirle a tu enemigo “Gracias por mostrarme esto de mi”. Y entonces, dejaras a tu oponente desarmado y sin más, incluso podrás apenarlo un poco si es que te ha dicho esto como un agravio. Por otro lado, si vez que tu oponente no tiene razón en lo que dice, entonces no tienes porque enfadarte, pues solo nos puede enfadar lo que consideramos una verdad en nosotros.

Trata de darle a tu oponente lo que más quieras que te den a ti. Si quieres que el sea amable, lindo o que te respete, trata de hacerlo tú mismo para con él o ella. Veras cuán difícil es dar algo cuando no lo sentimos. ¿Y sabes por qué no lo sientes? Porque tendrás que empezarlo a dar a ti mismo primero, porque si ya lo tuvieras no lo tendrías que ir a pedir a tu oponente. No generes altas expectativas con las personas, recuerda que cada quien hace lo que puede, si te estas relacionando con alguien que te agrede es porque quiza tambien tu necesitas desarrollar mas amor, compasión y comprensión por los emás.
Sigue estos 5 pasos y veras que poco a poco, a medida que tu te transformas y aprendes de tu enemigo, este simplemente o, desaparece de tu vida, o se vuelve una persona más afable en tu vida.

0 Responses


EL METODO SILVA DE CONTROL MENTAL


Visualizar: El metodo silva para aprovechar la capacidad de la mente