Hipnoterapia

La Realidad de las realidades Hipnoticas:
Ps. Mario Pacheco León



HIPNOSIS E HIPNOTERAPIA

Estos dos conceptos relacionados suelen ser entendidos, erróneamente, como sinónimos, lo cual lleva a una confusión en el campo. En esta sección se tratará de definirlos y despejar creencias equivocadas al respecto.


Hipnosis:
Definir a la hipnosis como un fenómeno de la consciencia no es algo fácil. No es sueño, aunque las personas pueden parecer estar dormidas. Erickson la definió como un estado especial de consciencia , no obstante normal, en donde el sujeto está más receptivo a la presentación de ideas, en donde está abierto a sus recuerdos, aprendizajes, condicionamientos y a sus numerosos aprendizajes vitales. (Erickson, 1952/1980, 1954a/1980, 1957/1985, 1966/1980; Erickson y Rossi, 1979).

La experiencia de este estado de consciencia, puede ser alcanzado a través de tres formas generales, a saber: inducido por otra persona, autoinducido (autohipnosis), o como un profundización de la fase de descanso de los ritmos ultradianos (teoría propuesta por Rossi desde 1986 en adelante, y que no es compartida por todos los investigadores). Analizaremos por separado estos tres “métodos”.

1. Hipnosis inducida o hetero-inducción: Desde la época de los pases mágicos o mesméricos hasta la actualidad, toda inducción hipnótica comienza por la atracción y absorción de la atención del sujeto, variando la inducción desde una secuencia ritual que se aplica por igual a todos los sujetos (conocida como hipnosis tradicional e “hipnosis estandarizada”) hasta aquellas estrategias que varían de individuo a individuo (“hipnosis de utilización”).

Erickson, Rossi y Rossi (1976) han teorizado las siguientes fases en la dinámica de la inducción y sugestión hipnóticas:

1) Fijación de la atención: sirve cualquier elemento (verbal o no verbal) que absorba la atención del sujeto (historias motivantes, relajación y todas las formas de experiencia interna).

2) Debilitación de los esquemas conscientes: el efecto psicológico de la fijación de la atención es que debilita los esquemas mentales habituales y marcos de referencia comunes. Se produce una “brecha” en la consciencia.

3) Búsqueda inconsciente: al estar debilitados los esquemas conscientes surge una búsqueda inconsciente para reorganizar la situación. Fenómeno que es utilizado por el hipnotista para dar más sugestiones (sugerencias, indicaciones, órdenes) que debilitan aun más esos esquemas.

4) Procesos inconscientes: esta búsqueda inconsciente moviliza procesos internos en el paciente. Erickson y Rossi (1976) incluyen aquí a los siguientes fenómenos: asociaciones literales, asociaciones individuales, significado múltiple de las palabras; procesos autónomos, sensoriales y perceptuales; procesos primarios freudianos; mecanismos de defensa, etc.

5) Respuesta hipnótica: el proceso finaliza en la aparición de respuestas involuntarias, que pueden ser espontáneas o sugeridas por el hipnotista.
Estas fases no se siguen necesariamente unas a otras el tiempo, sino que pueden ser simultáneas.
Desde una perspectiva fenomenológica, la experiencia de la hipnosis se caracteriza por (Gilligan, 1987; Zeig, 1988):

1) Absorción experiencial de la atención: el individuo se absorbe en una porción particular del contexto, dejando de prestar atención a los estímulos no relevantes.

2) Actuación sin esfuerzo: el sujeto siente poca necesidad de hacer algo.

3) Intensidad alterada de la experiencia: las experiencias (visuales, sentimientos de despersonalización, recuerdos) se hacen más vívidas.

4) Involucración experiencial, no conceptual: el individuo está más abierto a experimentar las cosas como son, mostrando poca necesidad de comprensión lógica o de un análisis conceptual. El proceso de pensamiento es menos crítico, menos evaluativo, menos verbal y menos abstracto; es más descriptivo, más sensorial y más concreto. (En base a este fenómeno es que Watzlawick [1986] ha postulado que los procesos del trance se corresponden con la actividad hemisférica cerebral no dominante.)

5) Disposición a experimentar: la persona en trance (embeleso, hechizo, encantamiento) hipnótico está más dispuesta a experimentar nuevas perspectivas en una forma involuntaria.
Esta característica es la que ha sido definida, a menudo, como sugestionabilidad, y ha llevado a la creencia errónea que los sujetos actúan como autómatas pasivos que obedecen órdenes.

6) Flexibilidad en las relaciones témporo/espaciales: las personas experimentan distorsión del tiempo subjetivo o pueden experimentar fenómenos tales como disociación, alucinaciones, regresar al pasado o ir al futuro.

7)Alteración de la experiencia sensorial: El sujeto en hipnosis puede experimentar alteraciones en su percepción visual (visión de túnel) y auditiva, en sus sensaciones corporales (anestesias, pesadez, liviandad, tamaño, ubicación espacial de partes del cuerpo), puede perder el movimiento o sus manos o dedos pueden moverse en forma involuntaria.

8) Inhibición motora/verbal: Pueden presentar dificultades de movimiento voluntario o no pueden moverse en lo absoluto, o son incapaces de hablar o lo hacen con mucha dificultad.
Una característica esencial que define a una situación como hipnótica, es la experimentación involuntaria de los fenómenos. Es decir, el locus de control ya no está en el sujeto: en hipnoterapia se acostumbra a decir que es la mente inconsciente la que se ha hecho cargo; y en la hipnosis en el contexto teatral se supone que es el hipnotista (generalmente anunciado como poseedor de “poderes mentales”) quien tiene el control de la situación. Cuando las personas experimentan en este contexto (hipnótico) experiencias involuntarias, los esquemas conscientes se debilitan más aun, quedando proclive el sujeto a seguir las indicaciones del hipnotista.
No hay buenas explicaciones para el fenómeno de actuar en forma involuntaria las sugerencias de otro, excepto lo conceptos de sugestionabilidad, disociación y el inconsciente.

El concepto de “sugestionabilidad” y “sugestión” tal como fue acuñado por Bernheim (1886, en Weitzenhoffer, 1980) se refiere al proceso a la base del fenómeno que cuando se comunica una idea a un sujeto, lleva inmediatamente a una respuesta conductual sin mediación de los procesos corticales superiores implicados en el comportamiento voluntario (consciente) (Weitzenhoffer, 1980). Sin embargo, el por qué de este fenómeno no es claro. Actualmente, este concepto ha sido usado en tantas formas diferentes (incluso peyorativas), que no posee mucho valor como herramienta en las investigaciones. Tampoco está claro que es lo que hace a algunas personas ser más o menos “sugestionables”. Podría hipotetizarse, junto a Erickson, Rossi y Zeig (en Robles 1991; Yapko, 1986), que son aquellas personas que presentan una mayor capacidad para focalizar su atención; todos hemos tenido la experiencia de observar que algunos de nuestros interlocutores quedan fijos en nosotros mientras conversamos, dejando de prestar atención al entorno; y también aquellas personas que son más literales, es decir que siguen con mayor facilidad las indicaciones al pie de la letra; por ejemplo decir en un conversación “y miró hacia la pared” y el interlocutor mira hacia la pared.)

La “disociación” –fenómeno normal y no solamente patológico– se refiere a la capacidad de fragmentar o dividir la experiencia (Yapko, 1990, 1995), y que es común en la experiencia de trance, en donde los sujetos a menudo refieren haber sido espectadores pasivos de la ocurrencia de fenómenos más allá de su voluntad.

El concepto del “inconsciente” difundido por Freud, concepto fundamental para la psicología profunda, también es un concepto fundamental para la aplicación clínica de la hipnosis y la comprensión del fenómeno de la hipnosis, pudiéndose entenderlo como un depósito de experiencias y aprendizajes de los cuales el sujeto puede o no percatarse que posee (Lankton, 1985). Para Erickson (en Rossi y Ryan, 1985), la mente humana comprendía dos entidades separadas: las mentes consciente e inconsciente; y para que podamos tener un sentido de realidad (mente consciente), un sinnúmero de procesos psicológicos y fisiológicos deben funcionar más allá de nuestro percatarnos consciente, en forma automática (inconsciente).

Entonces, al estar el sujeto en trance hipnótico, muchos de esos procesos automáticos se expresarían por si mismos, experimentándolos el sujeto como eventos involuntarios. Desde el punto de vista de Watzlawick (1986) los procesos conscientes se correlacionarían con los del hemisferio cerebral dominante, y los inconscientes con los del hemisferio no dominante.
En la experiencia de trance, los individuos pueden mostrar la ocurrencia espontánea de uno o más fenómenos hipnóticos, que pueden ser considerados experiencias que ocurren inadvertidamente en la vida cotidiana y que se amplifican al estar abatidos los esquemas conscientes. También estos fenómenos pueden ser evocados por el hipnotista, y son la materia prima de los tratamientos psicoterapéuticos a través de hipnosis. Estos fenómenos son los siguientes (Yapko, 1990, 1995):

Catalepsia: equilibrio de la musculatura, que permite al sujeto permanecer inmóvil o en posiciones no habituales, y que en estado consciente serían muy difíciles de mantener por largo rato.

Cambios sensoriales: alteraciones en el comportamiento sensorial, que pueden tomar diversas formas: alucinaciones positivas (percibir un estímulo que objetivamente no está ahí), alucinaciones negativas (dejar de percibir un estímulo que objetivamente está ahí), anestesia y
analgesia.

Amnesia y otras alteraciones de la memoria: Amnesia (olvido completo o parcial de los contenidos de la experiencia de trance o de la experiencia del trance mismo), Hipermnesia (recuerdo vívido de experiencias pasadas)

Regresión de edad: Que puede manifestarse en Hipermnesia o Vivification (revivir experiencias del pasado, en las cuales la identidad del sujeto y su comportamiento son los propios de la edad que está reviviendo).

Progresión de edad: Proyección a futuro del sujeto.

Disociación: Experimentación dividida o fragmentada de la experiencia.

Respuestas ideodinámicas: Respuestas motoras, sensoriales o afectivas involuntarias en respuesta a las sugerencias del hipnotista.

Distorsión de tiempo: Distorsión de la experiencia subjetiva del tiempo; distinguiéndose la expansión (vivencia de más tiempo que la indicada por el reloj) o a contracción del tiempo (vivencia de menor tiempo que la indicada por el reloj).
Estos fenómenos pueden darse espontáneamente en la experiencia de trance, o ser evocados1 o inducidos por el hipnotista. Son menos espontáneos los siguientes fenómenos:

Fenómenos posthipnóticos: Tendencia a llevar a cabo comportamientos posteriores al trance hipnótico, según instrucciones recibidas durante el trance.

Sonambulismo: Estando el sujeto en trance, se comporta como si estuviera en estado de vigilia.

Escritura y habla automática: El sujeto puede ser capaz de escribir o hablar sin percatarse conscientemente de lo que está haciendo.

El fenómeno de la alucinación positiva suele darse con más dificultad, y es poco frecuente que ocurra en forma espontánea.
Desde el punto de vista conductual, pueden observarse los siguientes indicadores de trance hipnótico (Erickson, Rossi y Rossi, 1976; Erickson y Rossi, 1979; Rossi, 1982):

Pérdida o retardo de los reflejos de pestañeo, deglución, y del reflejo de sobresalto; profundización del ritmo respiratorio; inmovilidad del cuerpo; cambios en la calidad de la voz; cambios pupilares; respuesta de relajación; economía de movimientos; pulso lentificado; puede haber cierre de ojos; rasgos faciales suavizados y relajados; retardo temporal en el comportamiento conceptual y motor; literalidad, entre otros. Muchos de estos indicadores se relacionan con respuestas parasimpáticas.

Existen diversos modos de inducción del trance hipnótico y sus fenómenos (Araoz, 1985; Erickson, 1980; Erickson y Rossi, 1979; Erickson, Rossi y Rossi, 1976; Havens y Walters, 1989; Yapko, 1990, 1995), y el éxito de estos acercamientos variará de acuerdo a la experiencia del hipnotista, que se consideren en mayor o menor medida las características del sujeto, su estilo peculiar de respuesta y el contexto en que se realiza. El tiempo que toma la inducción hipnótica depende del estilo de respuesta del sujeto, y puede tomar desde pocos minutos hasta horas (Erickson, 1952/1980).

2. Autoinducción o autohipnosis: Proceso a través del cual el mismo sujeto se lleva al trance hipnótico. El método más común es que el sujeto recuerde la posición física o las frases que le dijo el hipnotista cuando le indujo trance exitosamente. Mientras más practique el sujeto, la respuesta será más rápida y la experiencia más profunda (es decir, los esquemas conscientes estarán más debilitados). Es un método que puede usarse para descansar o para obtener ganancia terapéutica (control de dolor, por ejemplo; o resolver problemas, dejándole al inconsciente [sabio y sanador]2 la tarea).
En forma típica, un trance autohipnótico dura como promedio alrededor de 20 minutos, reorientándose en forma espontánea al estado de vigilia. En este estado también ocurren en forma espontánea algunos fenómenos hipnóticos (disociación, distorsión de tiempo, alucinaciones negativas, catalepsia, analgesia, amnesia) y el sujeto muestra indicadores de trance.

La explicación para la ocurrencia de la autohipnosis deriva de la naturaleza dependiente del estado de la experiencia hipnótica (Bowie y Pacheco, 1993; Rossi, 1986/1993, 1996). Es decir, lo que se aprende en un estado de activación psicofisiológica (en este caso, la experiencia de trance hetero-inducida) es recuperado cuando están presentes nuevamente las señales internas y del contexto que estuvieron presentes en la experiencia original; lo cual lleva al sujeto a experimentar, entonces, un nuevo trance hipnótico3, cuyos contenidos variarán de acuerdo al propósito con el cual se autoindujo. Suele sugerirse al paciente que antes de recordar cómo se le indujo el trance terapéutico, se proponga un objetivo para esa nueva experiencia hipnótica.4
El entrenamiento en autohipnosis se recomienda en el manejo hipnótico del dolor recurrente y crónico, como una forma de facilitar la indepedencia del paciente del auxilio del terapeuta. Se espera que cuando el sujeto experimente autohipnosis, las sugestiones entregadas por el clínico se hagan nuevamente realidad (Barber y Adrian, 1982; Barber, 1996). También se la utiliza como método de relajación para el manejo del estrés, alivio en alergias y asma, trastornos del dormir, entrenamiento hipnótico para el parto, psicología del deporte y habilidades académicas (Alman y Lambrou, 1992).

3. Utilización y profundización de la fase de descanso ultradiana: Rossi ha desarrollado desde el año 1986 una teoría cronobiológica de los fundamentos psicobiológicos de la hipnosis, introduciendo en el campo la noción de los “ritmos ultradianos” (Bowie y Pacheco, 1993; Pacheco y Castro, 1989; Rossi, 1982, 1986/1993, 1994; 1996; Rossi y Cheek, 1988; Rossi y Nimmons, 1991; Rossi y Lippincott, 1992). De acuerdo a esta teoría y los hallazgos experimentales, ocurre a lo largo del día, cada una hora y media a dos horas, un período de actividad seguida de un período de descanso de alrededor de 20 minutos, en el cual la atención se dirige hacia el interior (las personas no siempre se percatan de esto, pues esa fase es frágil y puede ser interrumpida por los hábitos de obligarse a seguir atento al mundo exterior). Rossi asoció esa fase de descanso ultradiana con el fenómeno del “trance común de cada día” descrito por Erickson (Erickson, Rossi y Rossi, 1976; Erickson y Rossi, 1979) como el momento más adecuado de una sesión terapéutica en donde el paciente estaba más proclive a experimentar trance hipnótico, y mostraba indicadores conductuales similares a los del trance hipnótico. Rossi (1986/1993) propone la observación cuidadosa de esas señales conductuales espontáneas en la sesión y profundizar ese estado para el trabajo terapéutico (Rossi ,1986/1993; Pacheco, 1993).
Desde la perspectiva de Rossi, la experiencia del trance no es fabricada por el hipnotista al inducir un trance hipnótico, sino que al focalizarse la atención del sujeto se facilita la aparición de la fase de descanso ultradiana, la cual es profundizada.
Esta teoría aun es nueva en el campo de la hipnosis, y algunos autores más tradicionales no están de acuerdo con la afirmación que la fase de descanso ultradiana sea similar a un trance hipnótico espontáneo (Weitzenhoffer, en Yapko, 1990; Yapko, 1997); aunque sin embargo esta teoría está siendo fructífera al fomentar el desarrollo de investigaciones en el tema (Aldrich y Bernstein, 1987; Brown, 1991; Chaves, 1997; Coe, 1992; Kihlstrom, 1992; Lippincott, 1993; McConkey, 1986; Rossi y Lippincott, 1993; Sanders y Mann, 1995; Sommer, 1993; Spanos y Chaves, 1989; Wallace, 1993; Wallace y Kokoszka, 1995).

Fuente: internet - Autor: Desconocido
1 Response
  1. Alguna vez practiqué la autohipnosis, pero tuve raras sensaciones y me dio miedo.

    Saludos desde México.



EL METODO SILVA DE CONTROL MENTAL


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