Energía Humana:
Hoy en día, están fuera de toda discusión las capacidades y dotes curativas que manifiestan millones de personas en todo el mundo, de asombrosos resultados científicamente comprobados de estos dotados.
Si la curación por imposición de manos es la parte positiva y benefactora que tenemos para canalizar nuestra energía interna, -energía que absolutamente todos podemos emitir hacia los demás- la forma totalmente opuesta de utilizarla sería, sin duda alguna, la fuerza maléfica que tienen algunas personas y que transmiten por medio de sus manos.
Para comprender ésto sólo hay que invertir el sentido de la polaridad de la energía que se emite, es decir, en vez de desear la curación de la persona y aliviar su mal, que las intenciones sean tan sumamente negativas que difunda maldad y genere dolor.
No se trata de algo descabellado: existen muchas personas que canalizan ese fuerte poder magnético que poseen a través de las manos al contacto con las manos al contacto con las personas, los animales, las plantas o ciertos objetos con resultados, en muchos casos, espectaculares.
Incredulidad e ignorancia
Desde hace siglos se viene estudiando con más o menos intensidad el fenómeno del magnetismo, que ha contado en la historia con épocas muy florecientes y que avivaron la llama del interés popular y científico sobre los fenómenos de esta energía. Obviamente, también ha contado con sus detractores, por caminar un tanto al margen de lo que oficialmente se tiene sentado por verdad en los círculos de ciencia.
Pero pensemos por un momento que absolutamente nada resulta tan contrario para el avance de una ciencia, sea la que sea, como la incredulidad y el escepticismo adoptado por el sistema, mientras que el auténtico espíritu científico tiene un pensamiento abierto, sin fronteras ni límites y con ansias de encontrar siempre respuestas. Tampoco se trata de caer en la credulidad que a todo dice que sí. Siempre se ha de razonar y reflexionar profundamente sobre todos los misterios que encierra la vida para encontrar una solución, un momento de lucidez o una respuesta interior...
Observemos que frecuentemente, alguien investiga, analiza, verifica, desarrolla... después de arduos trabajos de observación y muchas comprobaciones durante largo tiempo, con severidad, rigor y objetividad, sin fanatismos y deja una nueva verdad, logrando con ello abrir un camino de luz y de conocimiento para otros muchos.
Sin embargo, he aquí lo que sucederá con toda seguridad. Algún crítico incrédulo saldrá al paso para decir: "¡Eso no puede ser verdad, no puedo concebirlo, eso no es conforme a lo que yo siempre he estudiado, lo que he aprendido durante toda mi vida, eso no es lo establecido !" Y entonces sucede que a menudo los más ignorantes sobre una ciencia son los que menos creen en ella. En verdad que no puede suceder de otra forma.
Observemos por un momento cuántas personas están en contra de la ciencia espiritual, de sus fenómenos, de sus conocimientos, de sus manifestaciones reales y auténticas. Y sin embargo, estos críticos son precisamente los que menos conocen de ella, los que más ignoran su verdad.
Podríamos preguntarles: ¿en qué se fundamentan para opinar tan a la ligera?, ¿qué investigaciones, qué desarrollos, qué estudios han realizado para llegar a tan superflua opinión? A veces la arrogancia, el orgullo y, por qué no decirlo, la ignorancia, nos empujan a los seres humanos a dejar sentadas verdades antes los demás que ni siquiera conocemos profundamente.
Somos Energía
Nadie puede negar que somos energía, vivimos y evolucionamos en un mundo energético. Todos podemos notar su acción en la naturaleza, como cuando el cielo se carga de esa electricidad que suele preceder a una tormenta, o cuando cae una rayo. Incluso en algunos animales que poseen grandes cargas eléctricas, como la anguila, el pez torpedo, el siluro, el tedrodon, el gato y otros.
Todos nosotros, los seres humanos, transmitimos energía, porque todos nosotros producimos y generamos energía en nuestro tejido celular, en nuestros nervios, en los músculos, en el cerebro... Esto ya fue constatado, hace muchas décadas, por varios investigadores como Buntzen y Koemtz, quienes llegaron a construir, cada uno de ellos por separado, dos pilas galvánicas distintas, únicamente con ciertos tejidos de carne y nervios. Sin embargo, tanto puede fulminarnos una descarga electrica como sanarnos de alguna dolencia o enfermedad, si se aplica en dosis apropiadas de forma terapéutica como en la electroterapia.
Peter Deunov, fundador y maestro de la fraternidad blanca universal contaba como anécdota en un viaje que realizó a los EE.UU, que había visto a un joven que poseía un poder magnetico extraordinario en las manos. Varias personas sostenían con fuerza un gran trozo de madera que se retorcía solamente con pasar por ella una de sus manos. Al pasar una senguda vez la mano por encima de la madera se rompía en diminutos trozos ante la atónita mirada de los que la sujetaban.
Recuerdo personalmente a un japonés, maestro de una filosofia oriental, que era capaz de producir un fenómeno no menos curioso. Su peso era de 65 kilogramos y como demostración se hacía levantar por dos personas para comprobar su peso real. Acto seguido se estiraba en el suelo. Después de concentrarse durante unos minutos era capaz de imantarse a él de tal forma que para poder levantarlo eran precisos seis hombres bien fornidos.
Lo cierto es que las manos son el medio principal del que nos valemos para transmitir el fluido magnético que generamos, ya que el ser humano es como una especie de batería acumuladora, cuyos bornes o terminales son los brazos y las manos.
Energía con mucha historia
Pero no penséis que el conocimiento de la energía interna es una moda de estos últimos años. El magnetismo ha estado presente desde la antigüedad, lo vemos reflejado desde el inicio de las principales culturas y civilizaciones que han pasado por nuestra historia. Hace ya 2.400 años los fakires y yonguis en la India realizaba prácticas magnéticas con las manos; igual que los hebreos y los esenios, desde hace unos 2.000 años, de quienes realmente Jesús aprendió estas prácticas y las transmitió a sus díscipulos y seguidores.
Los magos de la Caldea, los sacardotes en Grecia o personajes tan ilustres como Asclepiodes de Perusa y Galeno en Roma, conocían, perfectamente el magnetismo y lo utilizaban con diversos fines, como el terapéutico.
Hasta incluso en la Edad Media encontramos vestigios de su acentuada utilización cuando ya aquella época Van-Helmont afirmaba:
"El magnetismo obra por todas partes y sólo tiene de nuevo el nombre: no es una paradoja sino para los que se burlan de todo y que atribuyen al poder de Satanás aquello que no pueden explicar".
Personalmente, en mi vida he conocido a varias personas que han sido capaces con una simple imposición de manos cerca de la piel de un enfermo, producirle un daño fisico e incluso aumentar los procesos patológicos de una enfermedad o de un traumatismo. Y en el sentido contrario, se ha comprobado totalmente que de igual forma se producen curaciones realmente extraordinarios, por parte de quienes emanan de forma generosa y benefactora hacia los démas la fuerza de su espíritu repleto de cualidades positivas. No obstante y por desgracia, no todos los humanos lo han utilizado con las mismas intenciones terapéuticas o investigadoras.
La energía en las plantas
El famoso parapsicólogo Rhine comenta de su niñez una anécdota muy interesante:
"Cuando era niño, observaba a una señora amiga de la familia que acostumbraba a visitarnos en casa, cuando tomaba entre sus manos una flor, una planta pequeña o alguna de las aves que solíamos tener, después de varios días se daba el caso que siempre la planta se secaba y el pájaro moría".
"Teníamos una enredadera con un tronco respetable, debido ya a sus ya largos años de edad, pues bien, esta señora consiguió liquidarla con un simple roce. Cuando notamos su maléfica influencia, con mucho disimulo no le permitimos que pasara jamás al interior de nuestro hogar".
Esto no es algo tan difícil de comprender, puesto que se ha de saber que en el reino vegetal existen ciertas especies, como ciertos árboles y plantas, que poseen unas caracteristicas un tanto peculiares relacionedos con la transmisión y recepción de estas emanaciones energéticas, no sólo fisicas sino también a nivel espitirual.
Este es el caso de una planta llamada Ruda que tiene cualidades algo semejantes al mercurio, ya que funciona como si fuera un barómetro vegetal de buenos fluidos. Esta planta decae en su color y vitalidad cuando el medio ambiente está saturado de fluidos enfermizos o degradantes.
En la vida común la Ruda es apreciada por ser una especie ornamental con un fuerte poder para repeler los mosquitos y otros insectos dañinos, y a nivel espiritual, según cuentan algunos clarividentes, repele ciertas influencias pertubadoras que saturan de forma negativa el ambiente.
Todo este tipo de experiencias, vividas por personas con una sensibilidad más desarrollada, demuestran que la percepción e interacción del ser humano con el mundo no se limita sólo a los cinco sentidos conocidos, y que en ese océano de energía y pensamiento, estamos íntimamente conectados con todo lo que existe en el universo.
A nosotros queda desarrollar todas las herramientas y sistemas de percepción que poseemos interiormente, para que ese despertar a nuevas realidades suponga la apertura a una mayor conciencia, donde los valores del espíritu afloren en la búsquera personal y en el bien de cuantos nos rodean. La mente es capaz de realizar grandes prodigíos cuando se emplea para un bien luminoso y espiritual.
A nosotros nos queda vibrar siempre en el deseo de hacer que nuestras energías procedan del bien.
Nuestro doble enérgetico
Los nuevos estudios sobre el campo enérgetico humano han rescatado las nociones de los chakras y centros de fuerza del cuerpo humano, así como la existencia de un sistema energético muy complejo, denominado doble etérico, que está intimamente unido a nuestra parte emotiva y racional, además de a todo nuestro sistema fisiológico, reflejando la enfermedad o salud de la persona.
Bárbara Ann, que trabajó como investigadora de la nasa, ha dedicado gran parte de su vida a utilizar su visión etérica y la imposición de manos de manera terapéutica. Barbara ha fundado un instituto de salud en su país en el que se realizan estudios del aura etérica de las personas. Según sus colores y formas pueden detectar alguna disfunción física o psíquica.
El campo enérgetico humano
Existe en torno al ser humano un campo de fuerzas psíquicas, que se comporta de acuerdo a los pensamientos y sentimientos, al carácter e incluso según el tenor del ambiente psíquico que nos circunde. Nuestro bienestar físico no depende sólo del cuidado de nuestro cuerpo; incluso desde la medicina llegan avisos de que cada persona es un conjunto psíquico-físico, al que habría que añadir el componente espiritual, el más sutil y transcendente; por eso seguramente el mens conocido por nuestra humanidad. Hoy en día la ciencia ha progresado lo suficiente para aceptar que toda materia, toda forma de vida, ya sea átomo, piedra, hombre o planeta, se baña en un océano de fuerza y de energía divinas; de este modo un ser humano, al igual que una simple piedra, emite una radiación a la que llamamos aura. Esta radiación que proviene del ser, fue puesta en duda durante mucho tiempo. Sin embargo ya existen pruebas que constatan lo que los misticos del pasado defendieron siempre, la existencia de un resplandor alrededor de cada cuerpo viviente.
Leyes no conocidas
Cada vez más, los llamados fenómenos paranormales son considerados como manifestaciones en las que la mente juega un papel primordial; a veces como protagonista y otros como receptora de energias que son capaces de manipular la materia utilizando leyes que aún hoy solo la ciencia está comenzando a vislumbrar, pero que son el medio natural el el que existe y se desenvuelve el espíritu humano. Tras la ilusión de la materia se esconde la verdad.
Descubrimientos a cada paso
No hay duda que más temprano que tarde las investigaciones olvidadas de la radiónica serán rescatadas por disciplinas como la física cuantica para contribuir al estudio de las energías sutiles de que somos portadores: un paso más en el estudio de nuestra naturaleza más espiritual, que terminará dando la razón a conocimientos milenarios, y que abrirá nuevas puertas a un concepto del ser humano conciliado con lo transcendente.
Fuente: Instituto Español de enseñanza espírita.
Buenas noches.
Siempre tan interesante lo que nos enseñas. Tengo que volver a releerlo..somos energía!.
Un beso.
Jacquie.
P.D/ Pasa un felíz fin de semana!.
Muchas gracias a las dos :)
Feliz fin de semana